miércoles, 11 de diciembre de 2019

La era del selfie y la posverdad

Con cada avance tecnológico, nuestro mundo en vez de avanzar pareciera retroceder.

Vivimos en una sociedad snap donde todo es trivial, pasajero y momentáneo. 

Nos encontramos  en la era de la posverdad y las fake news donde muchos dicen estar informados, cuando en realidad están mal informados. En la época donde nos enteramos al instante de lo que ocurre del otro lado del mundo pero cada vez sabemos menos de nuestro vecino. 


En una sociedad donde quienes más dinero ganan son los artistas y los deportistas, no los médicos, bomberos ni maestros; los héroes son figuras del entretenimiento y la farándula. 

Época de las redes sociales y la conectividad  pero cada vez tenemos menos amigos íntimos. Era del hedonismo y narcisismo manifestado a través del selfie.
En una sociedad que hace culto al ego. Donde lo que no se publica no existe. El Homo Sapiens  se ha convertido en Homo Videns, producto de una sociedad teledirigida.


Vivimos en una época de liquidez en los valores, donde la mayor aspiración de un estudiante es aprobar la asignatura y muchos presumen conseguir dinero fácilmente. Una sociedad donde el invitado es quien paga, que vende la idea de bajar de peso sin esfuerzo. Donde viajar, tener ropa nueva, muchos seguidores en las redes sociales y fotos atractivas es sinónimo de éxito; donde todos somos celebridad en las redes sociales. Una era donde está prohibido que los niños tengan cuentas en las redes sociales pero sus padres le crean un perfil como si fueran celebridades. 


Sociedad que ha confundido el nombre con el título, que no sabe la diferencia entre ser y tener y no logra entender que los objetos son para poseerlos y las personas para amarlas.
Una sociedad que se deja dominar por las posesiones, donde la gente se mercadea, como si fuese un producto y se preocupa  más por el qué dirán que por quién es.

En nuestra era muchos son espirituales pero pocos están comprometidos a vivir conforme a lo que creen. Donde predicamos más de nosotros que de Cristo.

Donde la aceptación se traduce en retuit, like y repostVivimos en la era donde verse bien es más importante que tener salud y muchos cuidan su alimentación por moda más que por conciencia. Y quienes protegen al planeta respetan más a la naturaleza que a la humanidad que lo habita.


Una sociedad que ha confundido el sexo con amor y el deseo con el compromiso. Donde la música cuenta la realidad social transmitiendo mensajes de violencia, libertinaje y drogas. Una sociedad donde se predica tolerancia pero reina la violencia y quienes exigen respeto quieren que acepten sus ideas a como dé lugar, sin respetar la libertad que tienen los demás de estar en desacuerdo.

Sociedad donde se invierte más dinero y tiempo elaborando una fiesta de bodas que preparándose para el matrimonio. Donde se presume la idiotez.


Vivimos en una época donde la felicidad es directamente proporcional al filtro de la fotografía, donde la búsqueda del bienestar se ha visto opacada por las apariencias. Donde tenemos a una persona en nuestras redes como “amigo”, pero ni siquiera nos atrevemos a saludarle cara a cara.

Y mi octogenaria abuela dice que todo irá de mal en peor. Pero me consuelo al saber que  quienes aceptaron a Jesucristo en su vida “no se conforman a este mundo, sino que son transformados por medio de la renovación de su entendimiento”. (Romanos 12:2)

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Amarla hasta la cruz

En todo el mundo cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer o Día Internacional de la No Violencia de Género, recordando el indignante asesinato de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, en República Dominicana. Esta rememoración tiene como objetivo denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación. 


Desde los primeros asentamientos humanos la mujer ha sido víctima de crueles y despiadados tratos. La ablación o extirpación del clítoris, el uso obligatorio del hiyab, la cosificación de su género, recibir un salario inferior, el maltrato físico, económico, emocional y/o verbal, solo por mencionar algunos ejemplos.

La Biblia es muy clara en cuanto al propósito por el cual la mujer fue creada:
•Para ser una ayuda idónea (Génesis 2:18)
•Para la gloria del varón (1 Corintios 11:7)

La misma Biblia también expresa cómo debe comportarse y qué actitud debe mostrar:
•Estar sujeta a su marido y respetarlo (Efesios 5:22-24 y 1 Timoteo 2:11)

Que la mujer esté sujeta al hombre no no implica que este se adueñe, apoderare, apropie, y le domine. Esta subordinación no es esclavitud, sino respeto. No es obediencia servil ni temor.

Muchas culturas se apoyan en textos como estos para afianzar el machismo y maltratar a la mujer.  Es incorrecto que se usen estos textos para exigir supremacía del hombre sobre la mujer. En todo caso, cabe resaltar la orden que Dios da a los maridos: “amar a sus esposas como Cristo amó a la iglesia, que dio su vida por ella”. (Efesios 5:25-27)

La mujer es un ser tan especial que Dios no la creó del polvo como al hombre, sino de la costilla de Adán. No la hizo del pie para que el hombre la pisoteara ni de la cabeza para que estuviera por encima de él; la hizo de su tronco para que la amara y la tuviera cerca de su corazón.

Jesús a través de su vida y ministerio demostró su amor por las mujeres y el valor inigualable que tienen para él. Nació de una humilde y joven mujer, de quien aprendió las lecciones más valiosas e importantes antes de desarrollar su ministerio. Fue amigo de prostitutas y adúlteras, en medio de una época donde esta clase de mujeres eran marginadas y apedreadas por causa de su estilo de vida. Estuvo pendiente de las necesidades físicas y emocionales de las mujeres de tal forma que muchos grandes y conmovedores milagros los realizó en favor de ellas. Jesús no escogió a mujeres dentro de sus 12 discípulos, pero tenía un grupo de fieles seguidoras que estuvieron con él mientras fue crucificado, que lloraron por su muerte y que fueron las primeras en verle resucitado. 

Tanto ama Jesús a la mujer que entregó su vida por ella. La amó hasta la cruz. 

miércoles, 9 de octubre de 2019

Carta de una hija de pastor

Hoy celebramos el día mundial del pastor adventista. Como hija y ahora esposa de pastor, en muchas ocasiones he pensado que lo más parecido a la familia ministerial es la realeza. ¡Déjenme explicarles antes de que me malinterpreten!

Muchas familias reales se fundamentan en que Dios les escogió para ser sus representantes en esta tierra, otras incluso alegan que son semidioses. Salvando las distancias, sin embargo, una familia ministerial se considera apartada por Dios para el sagrado ministerio.

Los hijos del pastor no elegimos el trabajo de nuestro padre (como ningún otro hijo lo hace) pero debemos trabajar con él. Se nos exige mantener una conducta intachable. Muchos hermanos olvidan que los hijos del pastor no son el pastor, son solo niños que juegan en sábado, que les gusta corretear por el patio de la iglesia, que no se contienen y hablan mientras su padre predica. Lo mismo ocurre con los hijos de la realeza, quienes asediados por la prensa, terminan mostrando conductas desenfrenadas en su adolescencia debido la carga emocional y las altas expectativas que recae sobre ellos. Solo hace falta ver un tabloide o revista de farándula para notarlo. 

¿Y qué decir de la esposa del pastor? Todos esperan que sea un ejemplo al vestir y al conducirse con los demás. Que sepa predicar, que toque un instrumento, que cante y sea buena cocinera. Si es muy callada la critican, si es muy activa la cuestionan, si se arregla bien la reprueban, si es descuidada al vestir la murmuran. 

Pero muy a pesar de todo, qué bendición tan grande tenemos los miembros de las familias ministeriales de juntos servir a Dios y su iglesia, siendo partícipes en la transformación de tantas vidas y la ganancia de almas para el reino de los cielos. ¡Ese es un gozo y un gran privilegio que  la realeza no puede disfrutar!

Hace unos años, cuando todavía era adolescente, escribí y leí una carta a cientos de pastores en un Concilio Ministerial de la División Interamericana de los Adventistas del Séptimo Día. Y hoy, en el marco de la celebración del día del pastor quiero recordarla. 

Querido papi: 
¡Si crees que ser pastor no es fácil es porque no han sido hija de pastor! Deberías aumentar mi mesada por todo lo que me corresponde hacer como hija de un ministro adventista. 
Quiero que sepas que mis hermanos y yo tenemos necesidades importantes que deben ser atendidas por mami y por ti, pues esto marcará nuestro éxito en la vida y te aseguro que será una bendición en tu ministerio. 
Papi, necesito que me dediques tiempo para conversar, para jugar y disfrutar la vida juntos. Que te preocupes por mi vida espiritual y te intereses en saber si estoy estudiando la Biblia, si saco tiempo para orar y compartir el evangelio con otras; tal como lo haces con tus miembros de iglesia.
Ahora que me estoy formando y carezco de estabilidad, necesito que me permitas ser miembro activo en una iglesia donde no sea la hija del pastor, donde los ojos no estén puestos sobre mí. Una iglesia con la que me sienta identificada y donde  pueda disfrutar de una vida eclesiástica armoniosa al relacionarme con amigos y hermanos, participando de actividades tanto espirituales como sociales que fortalezcan mi carácter.

Quiero que me estimules en los estudios, que me ayudes a desarrollar mis habilidades, permitiéndome participar en clases de artes, idiomas o deportes; de esta manera aumentarán mis talentos y conocimientos para contribuir a la obra de Cristo.

Aunque a veces sea rebelde y delante de los hermanos te haga rabietas, quiero que sepas que estoy interesada en que seas un pastor exitoso, me gustaría que me tomes en cuenta y que me consideres parte de tu ministerio. 

Queridos papi, que se diga de ti, tal como dice la Biblia de Abraham: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio.” 
Que Dios bendiga tu ministerio y que lleves muchos frutos para su honra y su gloria. 

lunes, 5 de agosto de 2019

365 días junto al amor de mi vida


Hoy es mi primer aniversario de bodas y lo celebro enumerando algunas de las lecciones más valiosas que he aprendido en esta hermosa y desafiante etapa. Estos 365 días  me han hecho entender de una vez por todas que la concepción que tenemos sobre el amor, ese amor romántico fundamentado en sentimientos no es lo suficientemente sólido para sostener un matrimonio y que el verdadero amor no nace de cómo el otro merece ser tratado, sino de la manifestación de la gracia de Dios en nuestras vidas.

1. Las historias de amor no terminan con un "fueron felices para siempre''; ahí es realmente cuando todo comienza. La felicidad no se consigue en un instante y permanece para siempre; se construye día a día con pequeñas acciones. No hay secretos ni trucos para un matrimonio feliz, no se trata de que algunos tienen suerte en el amor y otros no. La vida conyugal es como la vida cristiana, de constante crecimiento; y si el Espíritu Santo no habita en nuestros corazones, nada podrá darnos plenitud.


2.Un gran hombre sí te hará llorar. Precisamente inauguré este blog con el artículo Un gran hombre y 10 años años después entendí que a menos que seamos de palo, piedra, plomo o madera; por más buena que sea nuestra pareja, en algún momento lloraremos. Lloraremos de felicidad, lloraremos de la risa hasta sentir que se saldrán las tripas, de nostalgia, de dolor, llorar por las pérdidas y por los fracasos. En la vida no todo es color de rosas, y si eres melancólico como yo, entonces disfrutarás llorar cuando tus ojos sean los únicos capaces de expresar lo que tu corazón siente. Claro, te aseguro que al lado de un gran hombre no tendrás que llorar por maltrato, por abandono, irresponsabilidad, falta de compromiso o infidelidad.


3. No siempre hay flores ni bombones. Soy amante de las flores y me cortejaron con ellas. Pero en algunas ocasiones no hay flores que valgan encontrar la cena lista y servida o la ropa lavada y doblada, al llegar a casa luego de un arduo día de trabajo.


4. Por más acuerdos que hagan antes de casarse, muchas veces saber callar en medio de una discusión o buscar el entendimiento más que la razón será la mejor forma de cumplir el contrato pre-nupcial.


5. No te convertirás en mejor persona solo por casarte ni se resolverán todos tus problemas... sino pregúntale a mi madre terapeuta. No desaparecerá ese sentimiento de soledad solo por adoptar otro apellido, porque esa soledad que sientes es de otro tipo. Ningún ser humano nos puede amar en la manera que anhelamos ser amados; simplemente no es posible que otra persona supla nuestra carencia espiritual que solo Dios puede saciar.

6. Si crees que estar soltero es una dura prueba, créeme que casarse es una prueba superior. No me mal interpreten, este año ha sido fantástico, el matrimonio es hermoso. El libro El matrimonio sagrado, de Gary Thomas plantea que a través de la vida en pareja Dios purifica nuestro carácter. Cada día tengo una muchas razones de peso para pedirle a Dios que transforme mi tosco y egoísta corazón.

7. Cásate cuando seas feliz y no para ser feliz. Muchos se casan por presión social, otros por miedo a la soledad, algunos se casan para disminuir los gastos, otros porque quieren tener relaciones sexuales en el marco legítimo. Lo que quiero decir es, cásate con la persona correcta, en el momento correcto, por las razones correctas y de la forma correcta.


8. Para mis amigas delgadas que las han consolado diciendo que luego del matrimonio ganarán esas libritas que tanto desean: casarse no engorda, así que mejor prueben con otras dietas.


9. El hombre y la mujer se complementan armoniosamente. Todas las teorías de la ideología de género se caen ante la hermosa unión de un hombre y una mujer que disfrutan los roles asignados por Dios y se complacen en vivir bajo los principios de santidad en el hogar.

10.Y gracias a todos por resistirse a preguntarnos: ¿y los hijos pa' cuando? Sigan cooperando que así todos somos felices.


Y ya, que si continúo dando consejos le voy a quitar el trabajo a mami y ustedes cambiarán el nombre de mi blog por el del programa radial Restauremos la familia.

miércoles, 17 de julio de 2019

Cuando el pastor Bullón me mandó a callar

Foto: Blog Escogidas para servir 

-¡Silencio, Laura! ¡Silencio!

Dábamos cobertura a una conferencia evangelística presentada por el pastor Alejandro Bullón, una de las figuras más emblemáticas de la iglesia adventista en hispanoamérica. 

Luego de la última presentación, el equipo de trabajo se reunió para cenar y agradecer a Dios por el éxito otorgado en aquel esfuerzo misionero. Mientras disfrutábamos de los alimentos, Susana, una de mis compañeras de trabajo, solicitó al pastor Bullón grabar en una nota de voz la invitación a otra concentración evangelística que él impartía en otra región  del país. El pastor accedió gustosamente y pidió a los invitados hacer silencio para grabar el anuncio con la mayor nitidez, pese a las condiciones.

Cuando el pastor solicitó absoluto silencio, como es usual entre los dominicanos, algunos silbaron y otros como yo hicieron más ruido intentando callar a quienes estaban hablando. De repente entre los silbidos y murmullos escuché la inconfundible voz del pastor decir:
-¡Silencio, Laura! ¡Silencio!

Su voz cálida y a la vez firme, apacible pero con autoridad, me empequeñeció instantáneamente. Quería hacerme invisible y desaparecer. No sabía a dónde meter la cara. Agradecí la escasa iluminación que ocultaba algunas expresiones faciales, como por ejemplo, mi cara ruborizada. Ya que no podía salir corriendo, disimulé mi vergüenza, respiré profundo y traté de mantener la compostura. 

Al finalizar el encuentro, mientras nos despedíamos, el pastor Bullón se me acercó, me miró fijamente y me volvió a decir: 
-¡Silencio, Laura! ¡Silencio!

Sus brevísimas palabras fueron un elocuente consejo y corrección. Sí, soy de quienes hablan y hablan y olvidan escuchar. De quienes se arrepienten de haber hablado sin haber pensado. Soy de aquellos que se lamentan haber dicho palabras inapropiadas. Necesito aprender a hacer silencio incluso ante la presencia de Dios. 

Con sus breves palabras, el pastor me estaba dando una muestra de sabiduría e integridad: "Aun el necio, cuando calla, es tenido por sabio; el que cierra sus labios es inteligente". (Proverbios 17:2)

Dios me ayude cada día a abrir mi boca con sabiduría.

miércoles, 26 de junio de 2019

Cuando muera

Cuando muera no quiero que me regalen flores. Que nadie se atreva a decir palabras bonitas en mi honor. No quiero que viajen de un lugar lejano o cancelen importantes actividades solo para asistir a mi velatorio.  Ni siquiera quiero que me recuerden. ¡Olvídenme!

Yo quiero que ahora me regalen flores. 
Que ahora aparten tiempo de su apretada agenda, olviden sus compromisos y se detengan un poco para estar conmigo. Cuando muera no quiero que me admiren ni que cuenten una experiencia especial que hayamos vivido juntos. Ahora y no cuando muera es que quiero que me demuestren su afecto.

¡Ahora!
Viva estoy y viva es que puedo recibir amor y amar.
Cuando muera no quiero que solo digan cosas buenas sobre mí. No intenten respetar mi memoria. Total, aquellas palabras no podrán resucitarme, tampoco podrán borrar mis hechos, conducta y trayectoria. Mejor ahora eviten ofenderme, insultarte o dañar mi imagen; mientras estoy viva. 
Cuando muera no quiero que me perdonen, perdónenme ahora. Ahora que estoy viva, ahora que puedo vivir; ahora que puedo amar, agradecer, crecer y perdonar.

Es ahora y no cuando muera que podré vivir. Y es ahora y no cuando muera que quiero vivir.
Como dice el proverbista Salomón: ''Hay esperanza solo para los que están vivos. ¡Más vale perro vivo que león muerto!'' (Eclesiastés 9:4)

miércoles, 29 de mayo de 2019

De las plantas de mi balcón aprendí

Me gustan las plantas, las amo: plantas ornamentales, comestibles, aromáticas, frutales y las flores. Me gusta cuidarlas, contemplarlas, verlas crecer y disfrutar de sus frutos. Por eso en mi balcón tengo unas cuantas que adorna mi hogar. Cada noche dedico unos minutos para regarlas, podarlas, algunas veces fertilizarlas y disfrutar de sus flores y colores. Tengo que confesar que por muy pequeñas que sean alegran mi vida y me enseñan importantes lecciones. Con razón Jesús comparó la vida del cristiano con el crecimiento de las plantas, he aquí algunos ejemplos:

1. La importancia de dar buenos frutos: Una actividad que realizo poco pero que disfruto mucho es marotear, es decir, recolectar frutas. Hay árboles cuyas hojas son muy parecidas, pero una vez brotan sus frutos se evidencian las diferencias, y más aún, el sabor de los frutos denota la calidad del mismo. Jesús estaba muy claro de esta verdad cuando expresó: ''No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas''. (Lucas 6:43 y 44)

2. El cuidado delicado que Dios tiene con nosotros: En mi balcón tengo algunas plantas con flores, una de ellas es un elegante clavel que mi abuelita me obsequió. Aunque se tarda unos meses en dar flores y cuando lo hace duran muy poco tiempo, cada vez que veo esos pequeños claveles crecer recuerdo el tierno cuidado que Dios tiene para conmigo. "Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; mas os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos... pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas". (Mateo 6:28, 29 y 32)

3. La importancia de estar unidos a Jesucristo para permanecer firmes: Cristo mismo oró para que nuestra relación con él fuera tan unida como la de una planta de uvas. "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer". (Juan 15:5)

4. El reino de los cielos y sus bondades: Y en torno al reino de los cielos, lo comparó con una pequeña semillita de mostaza que produce un gran árbol. "¿A qué compararemos el reino de Dios? Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra, sin embargo, cuando es sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas, tanto que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra". (Marcos 4:30-32)

Así que cada noche mientras cuido de mis plantas le pido a Jesucristo que sea el jardinero de mi corazón: que plante semillas de amor y fe, que arranque las malezas producidas por el pecado, que me mantenga unida a ‎él, y que que su justicia brille como un sol en mi vida para crecer y llevar muchos frutos para su gloria.

martes, 14 de mayo de 2019

Loma dulce

Foto: Arturo Pérez
Hace unos minutos terminé mi almuerzo, quedé con la sensación de necesitar un toque dulzón. Y como sólo tenía pasas, ciruelas y dátiles en mi refrigerador, tuve que conformarme con frutas deshidratadas y desear que supieran a dulce de coco horneado o pudín de pan. Mi deseo hizo volar mi imaginación...

Desde muy temprano, en la zona montañosa de Iguana, en la provincia de Peravia; en vez de disfrutar del típico aroma del café se da la bienvenida al nuevo día con el olor a coco seco, miel y canela. 

Adelantándose a la salida del sol, doña Ercira Amador hace sus labores entre leche de vaca, azúcar morena, yuca y batata. Pelar, cortar, guayar, batir, hornear, son acciones frecuentes en su modesta y colorida casa donde se preparan dulces de horno, tal como lo confeccionaban nuestros indígenas cimarrones. Sus hábiles manos que día tras día elaboran aquello que endulzará la tarde de grandes y chicos.

Ella hace su labor con alegría, no le da espacio a las quejas, como si estas amargaran el trabajo de sus manos; en cada conconete y pudín coloca un pedacito de amor, y resulta que es el ingrediente perfecto para que sus dulces sean deliciosos. 

Y son esas sencillas acciones las que le ponen color a la vida, una mujer que trabaja hábil y modestamente para darle una mejor vida a su familia, que hace su trabajo con amor y que desea alegrar la vida de otros con el afán de sus manos.

Sus manos, su sudor y su trabajo me hacen reflexionar en cuán importante es colocar un poco de azúcar en nuestro diario vivir. Azúcar para endulzar nuestras las acciones. Azúcar para endulzar nuestras las palabras, azúcar para endulzar las intensiones de nuestro corazón y azúcar para endulzar el trabajo que nos encomiendan, incluso aquel que es tras bastidores.

¿Por qué no poner una pizca de azúcar en nuestras actos diarios?, ¿por qué no agregar una gota de miel en todo lo que emprendemos?

Salomón no se equivocó cuando escribió: ''Panal de miel son las palabras agradables, dulces al alma y salud para los huesos''. (Proverbios 16:24)

miércoles, 8 de mayo de 2019

¿Predicas de Jesús o predicas de ti?


Es increíble la cantidad de cristianos que cada vez más emplean las redes sociales para compartir el evangelio; lo cual me parece fantástico, ya que las redes sociales como medio alternativo de comunicación es probablemente una de las herramientas más eficientes para cumplir el mandato de predicar ‘‘las buenas nuevas en todo el mundo’’. (Marcos 16:15) 

En la era de los youtubers, instagramers, gurus e influencers muchos sentimos la tentación de abrirnos paso en las redes sociales para impactar a la mayor cantidad de usuarios posibles. Y bien, algunos cristianos comprometidos con la gran comisión deciden usar las redes sociales para alcanzar ‘‘a todo el mundo’’, tal como lo ordenó Jesucristo en Mateo 28:18-20. 

Sin embargo, llama fuertemente mi atención como algunos se centran más en sí mismos que en el mensaje. En la búsqueda de atraer seguidores y ganar likes olvidan que ellos solo son simples mensajeros y que la cantidad de views no necesariamente es un reflejo del impacto que ha causado el mensaje de Cristo en su vida. 

El problema no lo es la plataforma, el verdadero problema está en la búsqueda constante de aplausos en las que cualquiera podría caer siendo presa del enemigo. Y esto no solo ocurre en las redes sociales, también ocurre con grandes líderes que construyen su ministerio incluso fuera de la red. 

No está mal que usemos las redes para predicar, ni está mal que seamos innovadores en nuestra forma de compartir el mensaje; pero debemos cuidar nuestras motivaciones; por eso antes de hacer cualquier publicación sobre el evangelio de Cristo preguntémonos: 
  • ¿Predico de Cristo o predico de mí? 
  • ¿Busco seguidores para mi red o procuro hacer discípulos para el reino de los cielos? 
  • ¿Soy un discípulo verdadero o solo ando buscando reconocimiento? 
  • ¿Son mis post, videos o fotos más importantes que el mensaje de Cristo? 
  • ¿Me preocupo más por la estética y la forma que por el contenido? 
  • ¿Vivo lo que predico? 
  • ¿Hago discípulos fuera de las redes sociales? 

Dios nos ayude a que prediquemos de Él con pasión ‘‘no sea que habiendo predicado a otros, seamos descalificados.’’ (1 Corintios 9:27)

jueves, 14 de febrero de 2019

Diferencia entre enamorarse y amar

Estar enamorado es como estar enfermo. Estos son algunos de los síntomas:
-Dificultad para concentrarse
-Falta de apetito
-Taquicardia
-Falta de aliento
-Dificultad para respirar
-Insomnio
-Delirio
-Cambio repentino de humor al ver a la persona amada
-Sudoración
-Temblores
-Sensación de frío extremo
-Debilidad en las piernas
-Cosquilleo

En el libro El arte de amar, Erich Fromm habla de la diferencia del enamoramiento y el amor. Hace muchos años este libro llegó a mis manos por cuestiones académicas, sin embargo algunos de los principios planteados por Fromm me impactaron de tal modo que escribí esta reflexión, y hace unos días buscando algunos archivos viejos la encontré. Me pareció muy oportuna compartirla y recordarla en este día donde muchos celebran al amor y la amistad. 

Nos enamoramos cuando conocemos a alguien por quien nos sentimos atraídos y dejamos caer frente a él o ella las barreras que nos separan de los demás. Cuando compartimos con esa persona nuestros sentimientos y pensamientos más íntimos, tenemos la sensación de que, por fin, hicimos una conexión con alguien.

Este sentimiento nos produce gran placer, hasta la química de nuestro cuerpo cambia, producimos unas sustancias llamadas endorfinas. Nos sentimos felices y andamos todo el día de buen humor y despistados.

Cuando estamos enamorados nos parece que nuestra pareja es perfecta y a nuestros ojos es la persona
más maravillosa del mundo. Esa es la diferencia entre enamoramiento y el amor.

Empezamos a amar cuando dejamos de estar enamorados. El amor requiere conocer a la otra persona, requiere tiempo, requiere reconocer los defectos del ser amado, requiere ver lo bueno y lo malo de la relación.

No quiere decir que enamorarse no es bueno, al contrario, es maravilloso. Sin embargo es solo el principio. Muchas personas son adictas a estar enamoradas. Terminan sus relaciones cuando la magia de haber conocido alguien nuevo desaparece; cuando empiezan a ver defectos en la otra persona y a darse cuenta que no es como pensaban.

El verdadero amor no es ciego. Cuando amas a alguien puedes ver sus defectos y los aceptas, puedes ver sus fallas y quieres ayudarle a superarlas. Al mismo tiempo esa persona ve tus propios defectos y los entiende.

El amor verdadero está basado en la realidad, no en un sueño de que encontraste a tu príncipe azul o a tu princesa encantada. Encontraste a una persona maravillosa, que no es perfecta, pero tú tampoco lo eres. No se trata de encontrar a tu alma gemela, se trata de prender a convivir a pesar de las diferencias.

El amor es una decisión consciente, está basado en el principio de la razón antes que de los sentimientos.

Muchas veces oímos de personas que dicen que se enamoraron de alguien y que no pueden evitarlo. ¿Se supone que es una cuestión de suerte?, ¿se supone que amamos por arte de magia?, ¿se supone que alguien más tiene poder sobre nosotros? de ninguna manera. Puedes sentir una gran admiración por alguien, puedes desear tener una relación con alguien, puedes estar muy agradecido por lo que alguien ha hecho por ti, pero... no le amas.

El amor nace de la convivencia, de compartir, de dar y recibir, de perdonar y pedir perdón, de intereses mutuos, de sueños compartidos.

"Empezamos a amar no cuando encontramos una persona perfecta, sino cuando aprendemos a ver perfectamente una persona imperfecta." (Jaume Pallas Ramón)

''El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.'' (1 Juan 4:8)