miércoles, 29 de mayo de 2019

De las plantas de mi balcón aprendí

Me gustan las plantas, las amo: plantas ornamentales, comestibles, aromáticas, frutales y las flores. Me gusta cuidarlas, contemplarlas, verlas crecer y disfrutar de sus frutos. Por eso en mi balcón tengo unas cuantas que adorna mi hogar. Cada noche dedico unos minutos para regarlas, podarlas, algunas veces fertilizarlas y disfrutar de sus flores y colores. Tengo que confesar que por muy pequeñas que sean alegran mi vida y me enseñan importantes lecciones. Con razón Jesús comparó la vida del cristiano con el crecimiento de las plantas, he aquí algunos ejemplos:

1. La importancia de dar buenos frutos: Una actividad que realizo poco pero que disfruto mucho es marotear, es decir, recolectar frutas. Hay árboles cuyas hojas son muy parecidas, pero una vez brotan sus frutos se evidencian las diferencias, y más aún, el sabor de los frutos denota la calidad del mismo. Jesús estaba muy claro de esta verdad cuando expresó: ''No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas''. (Lucas 6:43 y 44)

2. El cuidado delicado que Dios tiene con nosotros: En mi balcón tengo algunas plantas con flores, una de ellas es un elegante clavel que mi abuelita me obsequió. Aunque se tarda unos meses en dar flores y cuando lo hace duran muy poco tiempo, cada vez que veo esos pequeños claveles crecer recuerdo el tierno cuidado que Dios tiene para conmigo. "Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; mas os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos... pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas". (Mateo 6:28, 29 y 32)

3. La importancia de estar unidos a Jesucristo para permanecer firmes: Cristo mismo oró para que nuestra relación con él fuera tan unida como la de una planta de uvas. "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer". (Juan 15:5)

4. El reino de los cielos y sus bondades: Y en torno al reino de los cielos, lo comparó con una pequeña semillita de mostaza que produce un gran árbol. "¿A qué compararemos el reino de Dios? Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra, sin embargo, cuando es sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas, tanto que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra". (Marcos 4:30-32)

Así que cada noche mientras cuido de mis plantas le pido a Jesucristo que sea el jardinero de mi corazón: que plante semillas de amor y fe, que arranque las malezas producidas por el pecado, que me mantenga unida a ‎él, y que que su justicia brille como un sol en mi vida para crecer y llevar muchos frutos para su gloria.