miércoles, 26 de junio de 2019

Cuando muera

Cuando muera no quiero que me regalen flores. Que nadie se atreva a decir palabras bonitas en mi honor. No quiero que viajen de un lugar lejano o cancelen importantes actividades solo para asistir a mi velatorio.  Ni siquiera quiero que me recuerden. ¡Olvídenme!

Yo quiero que ahora me regalen flores. 
Que ahora aparten tiempo de su apretada agenda, olviden sus compromisos y se detengan un poco para estar conmigo. Cuando muera no quiero que me admiren ni que cuenten una experiencia especial que hayamos vivido juntos. Ahora y no cuando muera es que quiero que me demuestren su afecto.

¡Ahora!
Viva estoy y viva es que puedo recibir amor y amar.
Cuando muera no quiero que solo digan cosas buenas sobre mí. No intenten respetar mi memoria. Total, aquellas palabras no podrán resucitarme, tampoco podrán borrar mis hechos, conducta y trayectoria. Mejor ahora eviten ofenderme, insultarte o dañar mi imagen; mientras estoy viva. 
Cuando muera no quiero que me perdonen, perdónenme ahora. Ahora que estoy viva, ahora que puedo vivir; ahora que puedo amar, agradecer, crecer y perdonar.

Es ahora y no cuando muera que podré vivir. Y es ahora y no cuando muera que quiero vivir.
Como dice el proverbista Salomón: ''Hay esperanza solo para los que están vivos. ¡Más vale perro vivo que león muerto!'' (Eclesiastés 9:4)