martes, 4 de febrero de 2020

Prometo envejecer con dignidad

Hace apenas unos días descubrí que soy oficialmente mayor cuando tuve que explicarle a una adolescente lo que es un cassette y cuánto me divertía rebobinando las cintas con un lápiz para repetir una y otra vez mi canción favorita. 

Hoy cumplo 30 años, ya estoy en la época de los "Ta" y para conmemorarlo, me propongo envejecer con dignidad:

1. No ocultaré mi edad. Estoy segura de que a muchos les cuesta creer que soy del 90, pero aunque me vea tan joven como una colegiala, definitivamente cuando abro la boca me delato. ¿Para qué ocultar los años? Al restar edad también restaría experiencia y bendiciones. A partir de hoy mostraré con orgullo mis canas, arrugas, cicatrices y manchas porque cada una es la demostración de la gracia de Dios en mi vida. 

2. Vestiré conforme a mi edad. He disfrutado cada etapa de mi vida al máximo. Cuando era una niña mi madre solía vestirme como tal hasta que me hice una señorita. ¡Sí! Usaba colitas, vestidos y zapatitos de niña, incluso cuando no eran el última grito de la moda y todo porque era una niña no una mujer. Mientras lleguen los años aprenderé a vestir de acuerdo a mi edad, sin complejos ni temores porque cada época tiene su encanto y hay que saberlo disfrutar. 

3. Disfrutaré de los privilegios y responsabilidades de cada etapa. En cada etapa de la vida hay privilegios y responsabilidades, sacaré el mayor provecho de ambos, sin sentir nostalgia por el pasado ni ansiedad por el futuro.

4. Apoyaré a las generaciones que me preceden y creeré en ellas, como otros creyeron en mí. Porque no hay actitud más molesta que la que muchos ancianos adoptan, de olvidar que una vez fueron jóvenes, llenos de energía y con poca experiencia. No tendré temor de aprender de alguien a quien una vez le enseñé ni de admitir que estoy desfasada y fuera de época. 

5. Mantendré un espíritu joven. Recordando que la juventud es una cuestión de actitud. 

6. Cuidaré mi cuerpo y apreciaré mi salud. La lista de señales de la vejez va en aumento año tras año y no puedo controlarlo. Lo que sí puedo hacer es envejecer mejor, algo tan sencillo como llevar una dieta sana y equilibrada, y hacer ejercicio regularmente. 

7. Buscaré la sabiduría. Porque la sabiduría no viene con las canas ni se gana con los años, he conocido muchos envejecientes necios y muchos jóvenes sabios. La sabiduría es cuestión de obedecer a Dios y seguir sus principios. Hoy pido como el salmista: "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría". (Salmo 90:12)

Hoy quiero imitar el ejemplo de mis octogenarias abuelas, (que por cierto no aparentan la edad que tienen), quiero emular su energía, buena actitud, capacidad de servicio,  productividad y buen ánimo, de tal forma que como ellas no necesite crema rejuvenecedora para verme bien.