martes, 26 de julio de 2011

Jugando a ser periodista


"
Ninguno tenga en poco tu juventud, sino se ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza". 2 Timoteo 4:12

 Me miró con indiferencia, estaba esperando a alguien más. Tal vez alguien más alto, con más libras, un rostro que irradiase experiencia y un pasado lleno de historias. Saludó a mi jefe y luego me saludó a mí. Le sonreí, porque como periodista, sobretodo, como humana, la sonrisa es el arma más poderosa que tengo. Nos presentaron, quedó sorprendida al enterarse de que yo le entrevistaría. Sacó un cigarrillo y antes de llevárselo a la boca, mientras aún buscaba el encendedor me preguntó sarcásticamente:
-¿Es que en este país está de moda que los niños jueguen a ser periodistas?
Su inquietud me dejó un tanto confundida; no tenía cómo responderle, tampoco me dio tiempo para hacerlo pues inmediatamente me bombardeó con otra pregunta:
 -¿Que edad tienes?
Con firmeza y sin titubeos le respondí:
 -¡Tengo 20 años de edad!
Y sin perder más tiempo comencé la entrevista. 
Conversamos por más de una hora. Al finalizar nuestro diálogo, aquella mujer de mediana edad, llena de vida, historias, experiencias, con una carrera envidiable y una inmensa cantidad de premios, me dijo como queriendo disculparse:
-Esta es de las mejores entrevistas que me han hecho en mi vida. Tienes mucho talento. Si este país no te aprovecha, entonces ven al mío. 
No tenía por qué disculparse, ya que en ningún momento me sentí aludida. Estoy acostumbrada a esa clase de comentarios. De hecho, me parece divertido que la gente se confunda al ver mi cuerpo y rostro infantil, mientras escuchan mis palabras. Este hecho me hizo recordar un mensaje que le fue dado a un joven hace miles de años y que todavía hoy tiene vigencia: "No permitas que nadie tenga al menos tu juventud".
No tengo mucha experiencia, ni muchos conocimientos, pero tengo todo lo que necesito para tener éxito en la vida: juventud, fuerzas, ganas de superación y a Dios como el centro de mi vida.
¡Qué gran lección aprendí aquel día!