lunes, 26 de enero de 2015

25 lecciones que he aprendido en mis 25 años

En tan solo pocos días tendré un cuarto de siglo. Me he puesto a reflexionar y he llegado a la conclusión de tengo la mejor vida que podía elegir. En mi cuarto de siglo he logrado muchas de mis grandes metas, he conocido personas excepcionales que me han marcado, he vivido intensamente y claro, he cometido grandes errores. Agradezco a Dios porque hoy soy la mujer que soñaba ser cuando me tumbaba en mi cama y fantaseaba sobre cómo sería en el futuro cuando apenas tenía cinco años de edad.

Para celebrar en grande mi primer cuarto de vida quisiera plasmar en mi diario 25 lecciones que he aprendido en estos 25 años:

1. La vida sin Dios carece de sentido. Dios es el centro del universo, nos ha creado por un motivo y hasta que no lo descubramos, nuestra vida, experiencias, logros y calamidades no tendrán ningún significado. Todo comienza y termina con Dios y vivir para él es el propósito más noble al que podamos dedicarnos. 

2. Mi familia es mi pedacito de paraíso en la tierra. No es perfecta, a veces me hace enfadar, pero, sin dudas, son los seres más geniales que Dios escogió para acompañarme en este viaje. Mis padres me han dado un gran legado; por eso he aprendido a respetar sus opiniones, a escuchar y buscar sus consejos incluso en materia de moda. Sus experiencias y lecciones son el mejor libro que me ha tocado leer. Mis hermanos con sus defectos y virtudes han fortalecido mi espíritu y han inspirado mi vida. 

3. Aprender a escoger a mis amigos con sabiduría y entender que no es posible conservarlos a todos. Desde el día en que nací hasta ahora he conocido a muchas personas; algunas de ellas permanecen conmigo en las buenas y en las malas, mientras que otras sólo aparecen cuando necesitan mi ayuda. Algunos permanecen conmigo mucho tiempo, otros son pasajeros. Esos que están a mi lado a pesar de mis días de ogro, los amo con todo mi corazón. 

4. Aceptar que no puedo agradar a todos. Por eso desde hace poco he decidido ser feliz sin dañar a nadie y sin intentar ganar su aprobación. Y ha sido una de las lecciones más costosas por aprender; ya que muchas veces me siento tentada a hacer cosas para recibir el amor de alguien. Sin embargo, procuro cada día ser yo misma, recordando el consejo de mi abuelita: “Nadie es una monedita de oro para agradar a todos”. 

5. He aprendido la importancia de decir ''no''. Sobre todo cuando sé que no podré cumplir con aquello en lo que me quieren involucrar. Saber decir que no a tiempo me ha permitido vivir en paz. 

6. He aprendido que tanto la belleza, el éxito como la felicidad son relativas. Por eso no me dejo engañar de la publicad barata que me incita a comprar esto o aquello o verme de tal o cual forma. 

7. He entendido que siempre habrá gente más inteligente que yo, más hermosa que yo, más exitosa que yo, más simpática que yo, más talentosa que yo, pero lo que yo hago jamás podrá reproducirse. 

8. La tolerancia y el respeto son la base de las relaciones sanas. Por eso hay que disfrutar la diversidad, celebrar las diferencias y aceptar las discrepancias. 

9. He aprendido a controlar e insistir menos y aceptar más. 

10. El dinero puede ser un problema importante si no se maneja de la forma apropiada. No compra la felicidad, la salud ni el amor. Pero si no sabemos administro apropiadamente no podremos disfrutar de esas bendiciones. 

11. Todos somos genios en algo. La gran mayoría no ha descubierto en qué. 

12. La gente siempre tendrá una opinión de lo que hago y de cómo debo vivir. Por eso he elegido mi guía práctica de consejos y mi norma de vida: la Biblia. Porque la opinión de la gente es muy cambiante. 

13. He aprendido a amar y cuidar mi cuerpo. Y aunque no elegí mi piel, sí escojo la forma de cómo me siento al mirarme al espejo. Puede que me muera a destiempo pero eso no impide que cuide mi alimentación, que haga ejercicios y descanse apropiadamente. Porque esa es la forma de expresar cuánto me amo. He aprendido a cuidarme por dentro, a decirme palabras de reafirmación, a regalarme flores, invertir dinero en mi salud emocional, a cuidar mi vida espiritual y dedicar tiempo para el alma. Porque nadie me amará más que yo. 

14. No permitir que los demás hagan mi agenda, ni dirijan mis proyectos. Puede que suene muy mezquino y egoísta, pero la gente espera que te cases a cierta edad, que tengas los hijos en un momento determinado y que vivas conforme a sus paradigmas. He decidido que Dios guíe y haga mi agenda. Que todo sea cuando él quiera, con quien él quiera, como él quiera y donde él quiera. 

15. He aprendido a hacer el bien sin mirar a quién y sin esperar nada a cambio. 

16. Con dulzura y amabilidad se consigue más que usando la fuerza.

17. En vez de quejarme por lo que no tengo, agradecer por lo que he recibido y aprovechar las dificultades como un trampolín para alcanzar el éxito. He aprendido a vivir sin prisas ni pausas. Porque como me enseñó mi amiga Anabel: “No hay que correr para conseguir las cosas”. 

18. Que todo es cuestión de actitud. No es el talento ni la inteligencia, es la disciplina y la perseverancia. 

19. Pedir ayuda cuando no s­­é hacer algo. 

20. De todos se puede aprender una importante lección, no importa cuán insignificante aparente ser. En lo pequeño está lo verdaderamente grande. 

21. El amor es sufrido, no hace nada indebido, todo lo espera y soporta. Pero hay que saber amar sin que duela. 

22. He aprendido a contentarme cualquier sea mi situación: en una OMSA a las 5 de la tarde o en la torre Eiffel comiendo tarta de frutas. 

23. He aprendido a exigir mis derechos, a luchar por los que no tienen voz, a buscar la justicia y la misericordia más que la igualdad. He entendido que nunca seré igual a un hombre, pero eso no significa que no se me trate con la misma dignidad. 

24. He decidido amar y correr el riesgo. Lo he intentado, aunque aún no haya encontrado a la persona indicada, y lo seguiré intentado hasta hallarla. No perderé la esperanza. He aprendido que uno quiere a los objetos pero ama a las personas y por eso no temo decir o escribir un te amo.

25. Todo es pasajero, nada ni nadie es eterno, solo Dios. 

El 5 de febrero espero recibir muchas llamadas y mensajes de felicitaciones, también estoy segura que recibiré algunos reglaos y notitas de afecto. Pero el mejor regalo que he recibido es el amor de Dios, su gracia, su misericordia, un nuevo día y una nueva oportunidad para empezar.