martes, 4 de agosto de 2009

SÍNDROME DEL PAVO REAL


"Tu eres mi hijo; yo te engendrado hoy." (Salmos 2: 7)
¿Has visto a un Pavo Real?

El Pavo Real de pecho azul es un ave que desde la antigüedad se ha destacado entre los animales admirados por ser humano debido a su hermosa cola multicolor . Esta fantástica cola compuesta por más de cien plumas forma un abanico de colores y es usada por el macho para atraer a la hembra en el proceso de apareo.

Es curioso ver a estos animales apareándose; para cortejar a la hembra el macho abre su hermosa cola y emite un canto característico.

Muchas veces nos parecemos a estas peculiares aves, nos gusta llamar la atención, que nos admiren, que vean nuestro encanto y nos escuchen. Es natural que sintamos la necesidad de sabernos amados y admirados, pero en la búsqueda de satisfacer estas necesidades hacemos cosas absurdas. Como el Pavo Real macho abrimos nuestra cola con la esperanza de que alguien la aprecie; es como si gritásemos al mundo: ¡Aquí estoy, mírenme, ámenme!

Si tan solo pudiéramos entender que nadie puede hacernos sentir que somos alguien. Ninguna persona, puede hacernos entender lo valiosos que somos. Tu pareja puede decirte que te ves bien, pero Dios te dice que está cautivado por tu hermosura. (Salmos 45:11) Una persona puede declarar que te ama, pero el Señor te expresa que con amor eterno te ha amado. (Jeremías 31:3) La persona que te ama puede jurar su compromiso contigo hasta la muerte, pero Dios te explica que nunca te dejará ni te desamparará. (Hebreos 13:5)

Ya no tienes que buscar quien te aprecie, ya no tienes llamar la atención de otros para que te admiren. Sólo tienes que caer rendido a los brazos del Señor y aceptar su amor. No tienes que llamar su atención porque él sabe que existes, conoce lo que necesitas y te acepta tal como eres.

sábado, 25 de julio de 2009

Un gran hombre


Hace un tiempo leí una frase que se me quedó grabada: "Enamórate de un gran hombre y no volverás a llorar". En los últimos días he pensado mucho en lo que significa para mí.

Las mujeres nos caracterizamos por ser seres sensibles, frágiles y delicados. Sufrimos mucho la pérdida de un ser querido, recordamos las palabras ásperas, sentimos el sufrimiento ajeno, amamos con intensidad y tenemos una capacidad inexplicable para reponernos al dolor y la frustración.

Sé (aunque muchas quieran negarlo) que desde niñas soñamos con un príncipe azul, ese hombre "perfecto" que nos amará, cuidará y respetará hasta la muerte. 

Mientras crecemos vamos en busca de ese ideal creado por nuestra imaginación, producto de nuestra cultura y del bombardeo de los medios masivos de comunicación.

Lentamente esa idea de superhombre se va borrando y poco a poco nos desilusionamos. Debido a esto muchas mujeres por temor a estar solas o ser etiquetadas como utópicas no buscan a ese hombre ideal, ese que desde pequeña deseaban.

No quiero caer en el error de pensar que un gran hombre es un empresario elegante, un deportista exitoso o un artista prodigioso (no es que esté en contra de estas profesiones), pero muchas veces creemos que ese príncipe azul nos sacará de la ruina, nos dará un mejor estatus y mayor prestigio.

En realidad un gran hombre es aquel que se mantiene firme a sus principios.
Aquel que es fuerte frente a las adversidades de la vida, pero débil ante la ternura de un bebé.
Sabe luchar por lo que quiere sin usar la fuerza.

Un gran hombre es paciente, espera por ti todo el tiempo que sea necesario.
Es amable. Entiende que con amor el mundo se transforma.
Un gran hombre no te pedirá una prueba de amor porque no necesita saber si lo amas, él es feliz amándote.
No se siente vulnerable al mostrar sus sentimientos.
Reconoce cuando se equivoca, admite que no lo sabe todo.
Escucha a los demás. Cree que siempre hay algo nuevo que aprender.

Un gran hombre honra a su madre, valora a su hermana y admira a su abuela.
Un gran hombre no te forzará a que lo ames, él ha entendido que AMAR es darlo TODO sin esperar NADA a cambio.
Un gran hombre no te hará llorar, no hará nada para que sufras porque desea tu felicidad.
Si tienes a un gran hombre valóralo y si no, entonces sal a buscarlo, puede que esté al doblar la esquina.