viernes, 22 de junio de 2018

¿Es bueno preocuparse por lo que piensan los demás?

De una forma u otra, todos nos dejamos influenciar por las opiniones de los demás. La aprobación social es importante y en muchas ocasiones la usamos como una brújula para saber si vamos por el buen camino o hemos equivocado nuestros pasos. 


Sin embargo, cuando nos preocupamos demasiado por lo que piensan los demás caemos en el error de vivir a través de sus opiniones y tomar decisiones basándonos en la aceptación o el rechazo, en vez de guiarnos por nuestros valores, principios, deseos y necesidades. Por eso, es importante mantenerse atentos a los signos que indican que hemos comenzado a preocuparnos demasiado por lo que piensan los demás. Un viejo relato puede ser muy útil en este caso: 

Un padre acompañado de su hijo adolescente y su burro, tenían que cruzar semanalmente la plaza principal de un pueblo para dirigirse a realizar unos trabajos en una aldea un tanto distante. Un día, el hijo iba montado en el burro y el padre caminaba a su lado, mientras pasaban por la plaza del pueblo los aldeanos miraban curiosamente la escena que se presentaba ante sus ojos. Una vez rebasada la plaza principal, los vecinos comenzaron a criticar ácidamente: "¿Será posible? ¡El niño, fuerte y robusto sobre el burro, y el pobre padre un tanto mayor y achacoso caminando! ¡Qué poca vergüenza!"


Habiendo llegado estos comentarios a oídos de este hombre, la siguiente semana, era él mismo el que iba sobre el burro y el niño caminando, azuzando al animal. Los vecinos del pueblo al ver esto, arremetieron con sus críticas hacia el padre: "¡Qué poca verguenza! ¡El pobre muchacho caminando y él tan contento sobre el burro! ¡Qué padre más despiadado!"


Con el fin de no recibir tantas críticas, a la semana siguiente, pasan delante de los vecinos del pueblo, tanto el padre como el hijo montados en el burro; al ver esto, aquellos que estaban sentados en la plaza mostraron abiertamente sus críticas: "¿Cómo es posible que tengan tan poca consideración por el animal? ¡Los dos sentados tranquilamente y el pobre animal, derrengado, llevándolos sobre su lomo!"

Al pasar el tiempo, y tener una vez más que pasar por el pueblo, y evitar todo tipo de críticas, el padre y el hijo iban caminando y llevaban al burro atado con una cuerda. Al ver esto, los vecinos del pueblo, no pudieron dejar de exclamar: "¡Serán estúpidos!, ¿Para qué quieren el burro, los dos caminando y el burro moviéndose a sus anchas? ¡Qué poco cerebro tienen!"

¿Cómo reconocer la dependencia de las opiniones de los demás?

1. Dices mentiras o te contradices: si cambias de opinión solo para intentar encajar en el grupo, es probable que te preocupe demasiado lo que piensen los demás y creas que no aceptarán de buen grado tus ideas, puntos de vista y opiniones. Si te descubres a menudo mintiendo, cambiando de opinión o fingiendo, es probable que estés buscando aceptación social.

2. Pides disculpas aunque no tienes la culpa: si a menudo te descubres disculpándote por cosas sobre las cuales no tienes ninguna responsabilidad ni control, es probable que estés asumiendo una culpa que no te corresponde. Pedir disculpas es signo de inteligencia y empatía, pero solo cuando hemos cometido realmente un error y nos arrepentimos de ello.


3. Tienes miedo de decir ''no'': tienes derecho a negarte cuando crees que alguien está traspasando tus límites o cuando algo simplemente no te apetece. Si dices ''sí'' a menudo cuando desearías negarte, es probable que te estés dejando condicionar demasiado por los demás. De hecho, desde pequeños nos enseñan a ser complacientes, pero dar una negativa sin dañar a nadie, es simplemente un derecho. 



4. Cambias tus planes para agradar a los otros, incluso si debes faltar a tus principios y convicciones. 

5. Tus estados emocionales fluctúan en dependencia de la retroalimentación que recibes: es normal que cuando los demás nos alaben nos sintamos felices, pero si vives en una auténtica montaña rusa emocional que depende de las valoraciones que los demás hacen de ti, tendrás un problema. Es importante que aprendas a no tomarte los comentarios o críticas de los demás como algo demasiado personal.

6. Intentas caerle bien a todos y te obsesionas con lo que piensan los demás. 


Todo esto tiene solución si crees que Dios te acepta, valora y recibe tal como eres; como lo declara la Biblia en Isaías 43:4: ''Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues , hombres por ti, y naciones por tu vida''.