Tengo casi 22 años de edad, estoy a punto de graduarme de licenciada en periodismo
y tengo un excelente trabajo. Definitivamente, Dios ha sido muy generoso
conmigo.
Sin embargo, en los últimos meses he sido asediada porque quienes me aman consideran que para estas alturas debería
tener pareja. (La gente no se conforma, ¿eh?)
Miro a mi alrededor, muchas mujeres hermosas, muy preparadas
y desesperadas, (casi votando el forro, para ser más precisos) en búsqueda de su
media naranja. Andan de casería: cual león
rugiente buscando a quien devorar.
Quienes me leen frecuentemente reconocen que no escribo sobre
amor y demás hierbas; y no es mi propósito convertir este blog en un espacio romántico
lleno de corazones, poemas y rimas. En realidad este es mi manifiesto de rebeldía
ante las continuas críticas, comentarios o sanos consejos sobre cuándo es el momento
apropiado, según mis asesores para formalizar
una relación.
Espero que sirva de inspiración para aquellas chicas
que como yo, son constantemente presionadas.
¿Por qué tengo que ser una
chica en búsqueda? No necesito coquetear
para llamar la atención.
No tengo que vestirme llamativamente intentado ser el centro
del universo.
¡Me niego a ser una chica en búsqueda! Soporto estar un sábado por la noche
en casa, leyendo un buen libro o viendo películas.
¿En verdad tengo que ser una chica en búsqueda?
La chica en búsqueda con frecuencia usa frases como: “aquí no
hay hombres” o “todos los hombres son
iguales”.
La chica en búsqueda se decepciona si en el primer contacto
con un joven desconocido, no le pide su PIN,
e-mail o número telefónico. La chica en búsqueda se siente incompleta cuando alguien no esta a su lado.
¿Y tú, eres una chica en búsqueda?
Tranquila que ya lo dijo el sabio Salomón, “Todo tiene su
tiempo” (Eclesiastés 3:1). Y como dice mi querida amiga Anabel “No hay que
correr para conseguir las cosas”.