martes, 5 de mayo de 2020

Resucitaré


Se han inventado cientos de teorías acerca de la muerte y del estado de los muertos. La muerte es uno de los grandes misterios de la vida. La religión intenta proporcionar una explicación razonable, capaz de proporcionar paz y reducir el temor que sentimos hacia este elemento que es parte natural de la vida. Creencias que solo buscan consolar al que pierde a  ser querido o al que teme por su vida.

Génesis 3:19 y 22  explica el origen de la muerte: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!… Después el Señor Dios dijo: El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros en el conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que ahora extienda su mano, tome también del árbol de la vida, coma y viva para siempre.” Y Romanos 6:23 sentencia: “La paga del pecado es la muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús.”

          El ser humano no fue creado para morir, la muerte en una consecuencia del pecado. La misma Biblia explica que Dios tuvo a acortar los días del hombre a causa del sufrimiento. Y es que vivir eternamente bajo las condiciones del pecado en la que el mundo se encuentra sería azaroso. Imagina vivir enfermos para siempre, sufriendo para siempre, llorando para siempre… Aunque seamos sinceros, la vida en esta tierra tiene muchos sinsabores pero la mayoría no queremos abandonarla. 

         Pero Dios, el creador de la vida también nos da esperanza a pesar de la muerte: “En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados. Lo que es corruptible debe revestirse de la incorruptibilidad y lo que es mortal debe revestirse de la inmortalidad. (1 Corintios 15:52 )

      Esto no es pura teoría o cuento de hadas. La Palabra de Dios nos asegura: “No queremos, hermanos, que vivan en la ignorancia acerca de los que ya han muerto, para que no estén tristes como los otros, que no tienen esperanza. Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él. Queremos decirles algo, fundados en la Palabra del Señor: los que vivamos, los que quedemos cuando venga el Señor, no precederemos a los que hayan muerto. Porque a la señal dada por la voz del Arcángel y al toque de la trompeta de Dios, el mismo Señor descenderá del cielo. Entonces, primero resucitarán los que murieron en Cristo. Después nosotros, los que aún vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos al cielo, sobre las nubes, al encuentro de Cristo, y así permaneceremos con el Señor para siempre. Consuélense mutuamente con estos pensamientos.” (1 Tesalonicenses 4:13-18)

         Muchos ven la muerte como el paso a una mejor vida, otros como parte natural de la vida, o como una aplanadora que hace justicia a todos. Algunos creen que los muertos resucitan, otros piensan que los muertos nunca más se levantan de la muerte, algunos suelen pensar que la reencarnación es una realidad. Yo creo que la muerte es un sueño del que Dios tiene poder de levantarnos; y así como Cristo se levantó entre los muertos, nos levantará a vivir para siempre con él y no conocer la muerte jamás.