En la búsqueda de la realización personal hemos llegado a pensar que rendirse en solo para perdedores.
Sin embargo, en la vida cristiana, rendirse es...
- Abandonarse en los brazos de Jesús.
- Es confiar en las promesas de Dios aunque no se tenga un ápice de señal.
- Rendirse es renunciar a sus derechos y dejar que Cristo gobierne la vida.
- Es creer que Dios cumplirá su Palabra.
- Rendirse es renunciar a cada uno de sus sueños para vivir los sueños de Dios.
- Es abandonarse en las benevolentes manos del Salvador.
- Al rendirse no se toman decisiones sin orar.
- Rendirse es dedicarle las mejores horas del día a Dios.
- Cuando nos rendimos nos olvidamos de un plan B, aprendemos a confiar en Dios como un niño pequeño confía en su madre.
- Es iniciar y finalizar cada día en comunión con Dios.
- Rendirse es obedecer aun cuando lo que Dios hace carece de sentido.
- Rendirse es adorar sin reservas, amar sin reservas, crecer sin reservas y servir sin reservas.
- Es dejar de complacer los caprichos, gustos y deseos. Dejar de ser un niño mimado y convertirse en un siervo útil.
- Rendirse es refrenar la lengua. No decir nada ofensivo, no quejarse ni defenderse aún cuando se tiene la razón.
- Es negarse a uno mismo, tomar la cruz de Cristo y seguirle.
- Es darlo todo por el evangelio.
- Rendirse es someterse a la autoridad de Dios.
- Es vivir una vida de pureza y santidad en un mundo de pecado.
En una sociedad donde nos enseñan a nunca rendirnos, yo me rindo a ti, Jesús. En un mundo donde rendirse no es una opción. Rendirme a ti, Cristo, es mi única salida. Hoy quiero decir como el apóstol Pablo: ''Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí''. (Gálatas 2:20)
Para ti, qué es rendirse?
